Los equipos llenos de mística no necesitan dominar todo el partido para ganar. Solo hace falta que sus estrellas brillen en los momentos justos para que la lógica quede de lado y la justicia divina, esa que se rige por la determinación de los grandes, haga lo suyo. Eso pasó esta tarde en el Wembley Stadium, donde el Borussia Dortmund hizo un primer tiempo espléndido, pero no le bastó para romper esa magia que envuelve al mejor club de la historia. Y así pasó: Londres se tiñe de blanco y aplaude una vez más al Real Madrid, justo campeón de la Champions League tras un 2-0 que se caía de maduro por la jerarquía de sus hombres.
El partido comenzó con la sorpresa de varios espectadores saltando al césped e interrumpiendo el duelo un par de minutos y continuó con un Dortmund contagiado del entusiasmo de la ruidosa hinchada amarilla. La primera mitad fue un catálogo de sustos para los españoles, con el Dortmund acariciando el gol en repetidas ocasiones.
La primera clarísima la tuvo Karim Adeyemi, que un cara a cara ante Thibaut Courtois terminó complicándose y quedándose con poco ángulo (21). Al palo envió dos minutos más tarde Füllkrug en un tiro cruzado muy peligroso en el área.
Adeyemi volvió a intentarlo sin éxito en el 29, con un zurdazo que Courtois blocó en una nueva intervención de mérito. Füllkrug remató de cabeza en el rechace, pero demasiado forzado. Marcel Sabitzer, en el 40, puso a prueba los reflejos del guardameta belga con un tiro desde fuera del área, mientras el balance ofensivo para el Real Madrid se limitaba a dos intentos demasiado altos, sin mucha pólvora, de Fede Valverde y Vinicius en el inicio del choque.
En la segunda mitad, el Real Madrid pareció despertar con las primeras ocasiones de peligro. Kroos envió un primer aviso de falta en el 49 y en el 50 Carvajal, de cabeza, remataba ligeramente alto. Al Dortmund le costaba mucho más y Courtois, un auténtico muro para los amarillos en el partido, desbarató la más peligrosa, un remate de cabeza de Füllkrug en el 63.
Pero el Real Madrid estaba mucho mejor que en su invisible primera mitad. Jude Bellingham estuvo a punto de llegar a rematar de cabeza en boca de gol en el 68. Un presagio de lo que se disponía a ocurrir: un saque de esquina lanzado por Kroos fue rematado por Carvajal directo a la red.
Con el Dortmund descompuesto, las ocasiones se sucedían en la portería de un atareado Gregor Kobel, hasta que Vinicius, el autor del gol de la final de la ‘Decimocuarta’ hace dos años, puso la sentencia: asistido por Bellingham, el jugador brasileño envió a la red un tiro cruzado en el área (83). La fiesta ya era blanca. Kroos era ovacionado al ser sustituido en esa recta final.
La última bala del Dortmund llegó en forma de gol anulado a Füllkrug en el 87, que le impidió reengancharse al partido. El Real Madrid empieza ya a pensar en sus festejos en la capital española, que pueden verse acompañados en los próximos días del esperado anuncio del fichaje de Kylian Mbappé.