John Frusciante y "Shadows Collide with People" llegó el 24 de febrero de 2004 con fragmentos de Red Hot Chili Pepper-ness (y otros tres miembros en Chad Smith, Flea y Josh Klinghoffer), pero definitivamente hubo algunos momentos distintivamente ajenos a Pepper. Claramente había guardado algunas ideas interesantes desde 2001’s De los Sonidos Adentro.
En primer lugar, la guitarra eléctrica no jugó un gran papel aquí No, se usó una acústica rasgueada para construir la cama de sonido que soporta las voces Esto no estaba realmente fuera del jardín izquierdo con respecto a los Red Hot Chili Peppers: allí se usan guitarras acústicas, solo que no en este grado.
Para 2001, John Frusciante era un nuevo hombre. O al menos había vuelto de un limbo que lo sostuvo altamente dañado y al borde de un problema realmente serio debido a sus adicciones, sobre todo con la heroína y cocaína, en un periodo que la verdad lo pudo haber matado. Fue antes, en 1997 donde entra a una clínica de rehabilitación y logra, para bien del mundo, salir de vuelta a ver la vida con otros ojos, incursionando en el yoga y la meditación, como una especie de Siddhartha del rock, para quien la vida le preparaba grandes cosas.
Es en este periodo donde cual Lázaro resucita de todo ello vuelve y entra de regreso y feliz a Red Hot Chili Peppers, donde logran incrustar su talento innegable en discos como «Californication» y «By the Way», dos joyas del catálogo de los Peppers en donde él fue de vital importancia y todo un baluarte, pues se salvó a sí mismo y de paso, salvó a la banda que estaba al borde del colapso creativo.
Es justamente ahí que compone este disco, entre medio de aquellas sesiones, un disco que suena bastante «normal» para lo que venía haciendo en su etapa llena de rarezas cual Syd Barrett, pero que lo destapa como el genio de la composición melódica (encontramos varias canciones «primas» de «Californitacion» y “BTW”, de hecho), sin dejar su veta experimental y sus locuras, además de un extraordinario trato y sonido con la guitarra. Estas «sombras que chocan con la gente» está llena de melodías sumamente bien estructuradas y contó con un extraordinario respaldo de músicos e ingenieros que aportaron en el que sería «el disco más caro de su carrera en solitario», pues Frusciante a veces sorteaba su autoestima con comentarios de la gente en que decían que «su música era poco profesional».
Y más que mostrar ser profesional, el disco es una delicia. Seguro varias de estas composiciones nos suenan a Chili Peppers: «Regret», «Times Goes Back» y no es coincidencia, es dejar tirado sobre la mesa que él es el hombre fundamental en el sonido y las canciones de la banda. Pero su marca, su poderosa aura y los sonidos con la guitarra resaltan en temas como la poderosa «Water», la alegre «Second Walk» (que reconfortante la entrada de batería), temas que terminan con un ruido bellamente ensordecedor o la melancolía de ‘Cut-Out’ o ‘Chances’, aderezada por atmósferas, ruidos y una naturalidad única.
Quizás sea el disco mejor construido en su historia en solitario. Acá hay personajes bien reconocidos aportando como Flea en el contrabajo, Chad Smith en batería, el propio Josh Kinghoffler, guitarrista actual de los Chili Peppers (recomendado por el propio Frusciante más tarde), el ecléctico Omar Rodríguez López (At the Drive-In, The Mars Volta) y Greg Kurstin, hombre de The Bird & The Bee y que ahora te puede sonar más aún por ser el productor del último disco de Foo Fighters. Esto es lo más cercano a «la banda de Frusciante» que pudimos haber escuchado y vaya que resultó ser un buen trabajo en equipo y un imprescindible en la carrera de este extraordinario artista, que a ratos da la impresión de haber sido tocado por algo fuera de este planeta.