El gobierno de Alberto Fernández desistió de comprar más de 13 millones de vacunas que ofrecía el laboratorio norteamericano. El presidente uruguayo, Luis Lacalle Pou, aprovechó esta situación para conseguir las vacunas con las que se encuentra inmunizando a la población del país vecino.
Uruguay aprovechó la oportunidad que dejó pasar Argentina y se encuentra inmunizando a su población con las vacunas Pfizer que el gobierno de Alberto Fernández no quiso adquirir. El laboratorio le había ofrecido a Argentina 13,3 millones de vacunas, pero el gobierno argentino no respondió durante meses al ofrecimiento.
A mediados de diciembre, el presidente uruguayo, Luis Lacalle Pou, levantó el teléfono y llamó a Buenos Aires. Logró así abrir las puertas que lo llevaron a acceder a 2 millones de vacunas para su país, con una negociación que se extendió poco menos de un mes desde que estableció el contacto con el consorcio farmacéutico norteamericano-alemán.
"Primero ‘durmieron’ la oferta de Pfizer porque el Ministerio de Salud argentino se ilusionó con la vacuna AstraZeneca, pero cuando esa vacuna empezó a registrar contratiempos y creció la Sputnik V, Ginés buscó reactivar el diálogo con Pfizer. Ya era demasiado tarde", contó una fuente cercana a las negociaciones.
Hace dos noches, mientras Alberto Fernández anunciaba nuevas restricciones y crecía la incertidumbre sobre la llegada de vacunas, un avión de Lufthansa aterrizaba en el aeropuerto internacional de Carrasco con 80.000 dosis de Pfizer, algo que viene ocurriendo todos los miércoles en el país vecino.
Según consigna La Nación, el punto de inflexión se registró cerca de las fiestas de fin de año. Mientras el gobierno de Fernández continuaba en un ida y vuelta con Pfizer, Lacalle Pou contactó a la cúpula de la farmacéutica en la Argentina y les pidió su ayuda para acceder a vacunas.
La llamada del mandatario uruguayo tuvo una gran eficacia. En menos de un mes, su país firmó un contrato para adquirir dos millones de dosis, que acaba de ser ampliado para la compra de un millón más. El 24 de diciembre se firmó el acuerdo de confidencialidad.
"Pfizer nos fue corriendo el arco. Se portaron mal. Le doy un ejemplo: cuando el Congreso aprobó el proyecto con esa cláusula sobre la posibilidad de demandar a los laboratorios por ‘negligencia’, Pfizer no dijo nada hasta que fue demasiado tarde y el Presidente ya había promulgado ese proyecto y lo convirtió en ley. ¿Por qué no reclamaron antes? ¡Hubiéramos podido avanzar con un veto parcial y sacar esa cláusula!", se defendieron desde el gobierno argentino.
Desde el equipo que lideró González García también admitieron que la cifra tentativa inicial era de 13.3 millones, pero fue reduciéndose hasta los 3 millones. "Durante meses, la vacuna de AstraZeneca parecía más ventajosa que la de Pfizer. Requería menos logística de refrigeración, una sola dosis en vez de dos dosis, y era mucho más barata, además de que ofrecían desarrollarla en la Argentina", justificaron.
Desde el gobierno también negaron que Montevideo haya comprado un supuesto lote de vacunas ya previsto para la Argentina. "Lo que ocurrió fue que Uruguay logró inmunizar gracias a la oportunidad que la Argentina y Brasil dejaron pasar. Es muy distinto", indicaron.
La subestimación de lo logrado por Uruguay es curiosa. En cinco semanas, ya llegaron al aeropuerto de Carrasco 300.000 dosis de vacunas solo del consorcio norteamericano-alemán, lo que permitió inmunizar al 10% de los habitantes de ese país. En relación con la población de cada país, es como si hubieran llegado a Ezeiza unas 4 millones de vacunas.
Para seguir con las comparaciones, Uruguay, que arrancó con notable retraso su plan de vacunación, ya logró casi triplicar el índice de vacunación de la Argentina: 29% versus 11%.
