La cuarentena obligatoria cumplió este lunes cuatro meses y, con mayores o menores restricciones a lo largo del país, provocó una caída histórica en la actividad económica. El dique de contención que intentó levantar el Estado para asistir a empresas y familias resulta insuficiente para evitar que se incrementen en estos 120 días los índices de pobreza y de desempleo, que alcanzarán niveles históricos.
La extensión del aislamiento social, que impide la circulación normal de personas y fuerza a distintos sectores de la economía a funcionar a media máquina, obligó al Gobierno a prolongar la duración de su paquete de ayuda al sector privado.
La pandemia, de todas formas, encontró al Ejecutivo en medio de una crisis económica ya iniciada, sin posibilidades de financiamiento en el mercado -y mientras trata de resolver la reestructuración de la deuda-, y con una única forma de cubrir el costo de su asistencia: mediante la emisión de dinero por parte del Banco Central.
El Gobierno de Alberto Fernández heredó una economía con un déficit primario en torno de 0,4%. Como consecuencia de la pandemia, el Ejecutivo necesitó expandir el gasto a un ritmo vertiginoso. Según los últimos datos, el rojo de las cuentas públicas se acerca al billón de pesos.
Para mayo, según estimaciones privadas, el desplome de la actividad sería no menor al 15%. El dato oficial se conocerá este miércoles. De acuerdo a Analytica, desde que se inició la pandemia el PBI argentino se redujo un cuarto de su tamaño.
El desplome, sector por sector
Distintos rubros de la economía experimentaron caídas más significativas ante la imposibilidad de operar con cierta normalidad, incluso luego de la flexibilización parcial de la cuarentena.
Sectores como el hotelero, el gastronómico, la construcción y el esparcimiento fueron en primer lugar los más golpeados. En abril, mes completo en aislamiento estricto, la construcción cayó 86,4%; hoteles y restaurantes 85,6%; y servicios comunitarios y sociales 72,1%.
La actividad en las obras públicas y privadas se desplomó 48,6% al compararla con mayo del año pasado.
Para el caso de la industria manufacturera, la flexibilización parcial del aislamiento social hizo que en mayo la actividad fabril caiga 26,4%, mientras un mes antes el retroceso había sido de 33,5%. De hecho, en la comparación mensual hubo una leve mejora de 9%.