De acuerdo con los datos del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA), en abril aportaron 526.434 empresas, lo que refleja una caída de 14.923 firmas respecto de febrero. Ello implicó que 78.757 trabajadores se vieran afectados. En cuanto a los empleados cotizantes (los que están registrados pero sin aportes), la cifra cayó en abril en 1,3 millón.
El sector de hoteles y restaurantes fue el más afectado en cuanto a los aportes a la seguridad social, ya que reflejó una caída del 8% en la cantidad de empresas que presentan declaraciones juradas. Según enfatizó Desarrollo Productivo, “si bien es prematuro catalogar esto como cierres definitivos, es un dato que ilustra el daño que ha generado el Covid-19”.
Del mismo modo, el empleo formal ha exhibido bajas significativas tras los primeros signos de mejoría observados en el primer bimestre, precisa el informe. En marzo, la cantidad de asalariados formales en las empresas cayó 0,8% (-48 mil puestos) -la mayor disminución mensual desde la crisis de 2002-, en tanto que en abril esa baja se habría consolidado (-0,6%, la más pronunciada para un mes de abril desde 2002), tal como se desprende de la Encuesta de Indicadores Laborales (EIL) que elabora el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social.
La principal razón de estas contracciones no son los despidos (que explicaron alrededor del 10% de las bajas de abril), sino que son muy pocas las empresas que estuvieron incorporando personal: la tasa de entrada (el porcentaje de altas sobre la dotación del mes anterior) se ubicó en el 0,4%, la menor desde por lo menos 2001. De este modo, las bajas que se producen por distintas razones -renuncias, finalización de contratos, finalización del período de prueba, entre otros motivos- no se compensan con nuevas contrataciones. A ello se le suman las suspensiones, que alcanzaron en abril al 7,5% de los ocupados, la mayor cifra desde, por lo menos, 2006.