Quien habla es Daniel Izzo , integrante de la Red de Escuelas Públicas de Gestión Privada, un conjunto de 250 instituciones que en total representan el 50 por ciento de la necesidad de matrícula educativa de la Ciudad de Buenos Aires y no reciben ningún tipo de subvención estatal. "Elegimos como postura no contar con aportes del Estado, pero en este contexto agobiante de coronavirus no vemos otra alternativa que acudir a algún tipo de ayuda", reflexiona.
El universo de los colegios privados es bien heterogéneo, no obstante la mayoría de las instituciones atraviesa una situación delicada. Algunas reciben un aporte estatal para pagar los sueldos docentes (que puede ser del 40 o hasta del 100 por ciento) mientras que otras se manejan exclusivamente con lo que recaudan por cuotas. Si bien aún no se han materializado ayudas, el ministro de Educación Nicolás Trotta adelantó que se estudia otorgar a las escuelas privadas los beneficios de la asistencia a empresas para que puedan pagar salarios.
"Abril más o menos se ha podido cobrar. El problema se espera para mayo: están llamando las familias para decir que ya no pueden pagar", relata el secretario ejecutivo de la CORDIEP (Junta coordinadora de Asociaciones de la Enseñanza Privada de la República Argentina), Norberto Baloira, y dice que la forma en la que los colegios enfrentan el problema "se parece a 2001", esto es: familia por familia. "Se prorrogan cobros, no se cobran punitorios, se hacen descuentos, se va buscando la fórmula", explica aunque aclara que estas respuestas van de la mano con la capacidad de cada institución, ya que algunos cobran cuotas de 2000 y otros de hasta 40.000 pesos o más.