El “epítome del mal”.
Así ha descrito el presidente Gabriel Boric a Colonia Dignidad, el enclave fundado por nazis en Chile en 1961, donde durante décadas se cometieron torturas, abusos sexuales y otras atrocidades.
Parte de este macabro lugar -ubicado en la comuna de Parral, a casi 400 kilómetros al sur de la ciudad de Santiago- será ahora expropiado, según los planes del gobierno de Boric.
El mandatario chileno ha dicho que el objetivo es “convertir un antiguo espacio de horror y muerte en un lugar de memoria y futuro”.
En un oficio enviado a fines de mayo por el ministro de Justicia, Luis Cordero, al ministro de Vivienda, Carlos Montes, se ordena ejercer las facultades expropiatorias respecto de seis terrenos:
La casa de Paul Schäfer, el exmilitar nazi que fue el creador y líder de Colonia Dignidad
El hospital
La portería
La bodega de papas
El restaurante (conocido como Zippelhaus)
El hotel que actualmente opera en la zona
Todos estos sitios, salvo la bodega de papas, siguen siendo utilizados hoy por la comunidad que vive allí, en lo que se conoce como Villa Baviera, que está compuesta por poco más de 100 personas, entre alemanes -muchos de ellos hijos de los primeros colonos- y chilenos.
Desde la huida de Schäfer en 1997, el grupo ha vivido un proceso de apertura y cambios.
Le solicitaron a esta comunidad su opinión sobre los planes de expropiación en el terreno pero no obtuvo respuesta.
Colonia Dignidad es una mancha oscura en la historia chilena; una secta que, mediante el encierro y el adoctrinamiento, creó "robots" humanos; un sitio donde se abusó sexualmente de decenas de menores y en cuyo hospital se administraron psicofármacos ilegales y se aplicaron electroshocks a miembros de la comunidad.
También fue un centro clandestino de detención y torturas tras el golpe de Augusto Pinochet contra el presidente socialista Salvador Allende en 1973. De diversos archivos desclasificados por Alemania en 2016 se desprende que era "un Estado dentro de otro Estado", una fortaleza inexpugnable y hermética.
En conversación con BBC Mundo, el ministro Luis Cordero afirma que “la historia de Colonia Dignidad es una historia de violación de derechos humanos en múltiples dimensiones”.
“Por eso queremos establecer un sitio de memoria que reivindique los derechos de las víctimas”.
El secretario de Estado explica que el proceso de expropiación “ya comenzó” y que ahora se está haciendo la tasación de los lugares.
“Esperamos que de aquí al final de nuestro gobierno (marzo 2026) no sólo esté terminado el proceso expropietario, sino también iniciado el proceso participativo para efectos del diseño del sitio de memoria”, indica Cordero.
¿Por qué se quieren expropiar específicamente estos seis terrenos? ¿Qué pasó en cada uno de ellos y para qué se utilizan hoy? Aquí te lo contamos.
1. Casa de Paul Schäfer
El lugar donde vivió el líder del enclave alemán es uno de los inmuebles que la administración de Boric quiere expropiar.
Paul Schäfer -quien emigró de Alemania a Chile tras la II Guerra Mundial, acusado de pederastia- pasó sus días en esta vivienda hasta que tuvo que huir del país sudamericano en 1997 para evitar ser encarcelado.
En 2017, los gobierno de Chile y Alemania crearon una comisión mixta integrada por expertos de ambos países que tenía como fin abordar la “memoria histórica” de la colonia y la integración de sus víctimas en la sociedad.
En un documento emanado del trabajo de esa comisión -que contiene la propuesta del sitio de memoria- se habla de la importancia de los inmuebles que Boric quiere expropiar.
Sobre la casa de Schäfer, el informe dice que el líder del enclave realizaba allí los “interrogatorios individuales” (también llamados “confesiones”) a los colonos que violaban las reglas impuestas por el exmilitar nazi y los otros jerarcas.
Cabe recordar que, según la información que se ha podido recabar en los últimos años sobre cómo operaba el enclave, se sabe que este poseía sus propias reglas: Dios, esfuerzo y disciplina. Las almas "rebeldes" o "difíciles" eran sometidas a tratamientos con psicofármacos y electroshock.
Además, sus miembros debían trabajar de mañana a noche, sin fines de semana libres.
La casa de Schäfer también “era un lugar de abuso sexual" a niños y jóvenes "elegidos por Schäfer", indica el documento de la comisión mixta.
De acuerdo con Diego Matte, abogado y uno de los autores del informe, en este sitio Paul Schäfer “aleccionaba, conducía y dirigía toda esta red inhumana de abusos psicológicos y físicos”.
“Es un lugar central para entender la lógica y el sistema demoníaco de Colonia Dignidad”, indica a BBC Mundo.
Además, según testimonios de excolonos, en esta casa Paul Schäfer recibió a aliados del régimen de Pinochet, como Manuel Contreras, jefe de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), el organismo encargado de la represión política durante el régimen militar, por lo que es de gran relevancia para quienes fueron víctimas de ese periodo sombrío en Chile.
Actualmente, el edificio se sigue utilizando como un centro de reunión para los más de 100 habitantes que aún siguen en Villa Baviera. Según le relataron a BBC Mundo quienes han visitado la zona, la casa mantiene características similares a las que tenía en la época de Schäfer.
El líder de la colonia huyó a Argentina en 1997, donde lo arrestaron en 2005.
Un año después, luego de que lo extraditaran a Chile, fue condenado a un total de 33 años de prisión por abuso sexual de menores, torturas, asesinato y posesión ilegal de armas.
Murió en una cárcel de Santiago en 2010. Tenía 88 años.
2. El hospital
El hospital construido por Schäfer jugó un rol clave en la denominada “Sociedad Benefactora y Educacional Dignidad”, el nombre con el que fue registrada Colonia Dignidad en 1961.
Allí se atendía no sólo a las personas que pertenecían al enclave, sino también a campesinos de zonas rurales cercanas en las que no había acceso a la atención médica.
Muchos dicen que de esta forma ayudó a dar una buena imagen en Chile sobre lo que sucedía allí durante los años en que había completo hermetismo al respecto.
Pero lo cierto es que este edificio -que contaba con alrededor de 60 camas- también se utilizaba para controlar y someter a los colonos.
Y, según el documento de los expertos chilenos y alemanes, para “apropiarse de niños” que al momento de su nacimiento fueron declarados falsamente muertos.
“También se utilizó como lugar de torturas con psicofármacos contra los propios colonos”, dice el reporte.
“Ahí convergen la actividad benéfica y las actividades criminales ilícitas (…). Fue una instancia relevante en el abuso”, agrega.
Diego Matte explica que el hospital “es un lugar muy emblemático porque allí se hacían procedimientos médicos donde se intervenía a las personas, su salud psicológica, mental y física. Se controlaba a la gente genitalmente en sus procesos de desarrollo”.
“Es un ejemplo nítido entre el beneficio que otorgaban y, por otro lado, un lugar donde se cometían delitos y abusos permanentemente”, añade.
Actualmente, el hospital es utilizado como un asilo para colonos ancianos. En los últimos años también ha servido como un centro médico rural.
3. La bodega de papas
Este es un sitio de especial relevancia para las víctimas del régimen de Pinochet, pues aquí “fueron encarcelados y torturados los prisioneros políticos chilenos”, dice el informe de la comisión mixta.
“Arriba de la bodega de papas siempre hubo habitaciones de colonos; es por ello que existen testimonios sobre gritos escuchados durante las sesiones de torturas”, explica el documento.
Margarita Romero, presidenta de la Asociación por la Memoria y los Derechos Humanos Colonia Dignidad, le dice que la bodega de papas es una “denominación genérica para referirse a los subterráneos de las casas de la colonia (…) donde se mantuvo prisioneros, se torturó y asesinó”.
Según diversos testimonios de excolonos y exprisioneros políticos que han sido recogidos por archivos diplomáticos oficiales de Alemania, Colonia Dignidad tenía una estrecha colaboración con la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) y participó activamente en la tortura y desaparición de disidentes.
A los prisioneros les decían que los llevarían a "un lugar bello" donde se volverían "más dignos", de acuerdo con una serie de denuncias penales presentadas contra Schäfer ante la justicia de Alemania por violaciones de los derechos humanos contra dirigentes y militantes políticos.
Actualmente, la bodega de papas está vacía y tiene una placa que señala que fue declarada Monumento Histórico por el Consejo de Monumentos Nacionales en 2016.
Sin embargo, antes de eso fue utilizada durante años como bodega y luego como taller de carpintería.
4. Portería
Cuando Paul Schäfer creó Colonia Dignidad, se preocupó de que fuera un reducto secreto.
Lo rodeó de una valla con alambres de púa, que además poseía una torre de vigilancia y reflectores, y era custodiado por perros.
En este enclave con una seguridad extrema y un sistema represivo, la portería jugaba un rol crucial. Cada persona que entraba al territorio, debía registrarse allí, incluidos los pacientes del hospital.
“Este lugar da cuenta de la férrea vigilancia y el aislamiento que separaba a la Colonia Dignidad de la sociedad chilena”, dice el informe de la comisión mixta.
De acuerdo con Diego Matte, la portería “era el límite hasta donde el estado de derecho alcanzaba a llegar, una especie de frontera, un límite”.
“Entonces, simboliza la impunidad, el desprecio a la ley, al Estado chileno, a las víctimas y a los mismos colonos”, indica.
También es un sitio relevante para las víctimas de presos y desaparecidos políticos durante el régimen de Pinochet. De hecho, es allí donde se han realizado las últimas manifestaciones de las asociaciones de víctimas.
“En esa casa estaba el personal que se aseguraba de que nadie entrara o saliera del recinto sin ser anotado en el libro de registro, además de tener aparatos fotográficos camuflados que les permitían a los guardias fotografiar a todos los visitantes”, le explica a BBC Mundo Margarita Romero.
“Exprisioneros sobrevivientes del lugar describen la portería como una de las barreras que atravesaban los vehículos en los que eran transportados al llegar a la Colonia”, completa.
Actualmente, la portería sigue allí. Se puede apreciar un puesto de control y barreras que restringen el libre acceso al lugar, dice el informe de la comisión mixta.
5. Restaurante Villa Baviera (Zippelhaus)
Otro de los inmuebles que Gabriel Boric quiere expropiar es el restaurante que actualmente opera en el recinto.
En la época de Paul Schäfer, servía como lugar de reunión para los colonos que, dicho sea de paso, eran obligados a vivir separados entre hombres y mujeres, incluso si tenían familia. Los niños también vivían aparte.
Según el informe de la comisión mixta chileno-alemana, en el restaurante “se llevaron a cabo los así llamados ‘Herrenabende’, las reuniones de los hombres en tiempos de Schäfer, donde eran ‘castigados’ todos aquellos que presuntamente habían transgredido las reglas impuestas por el líder”.
También se recibían visitas. Y el jefe del enclave hacía aquí parte de sus prédicas religiosas.
“En el restaurante, Paul Schäfer se sentaba en una especie de trono. Abajo, hay un sitio subterráneo donde se sabe que se cometían abusos de forma sistemática. Era una zona de castigos”, explica Diego Matte.
Actualmente, el restaurante es parte importante del complejo turístico levantado en la zona bajo el nombre de Villa Baviera.
Allí se sirve comida “con fusión de gastronomía alemana gourmet, rescatando lo mejor de las recetas de antaño traídas por los primeros colonos, y la entrelaza con matices de cocina tradicional chilena de vanguardia, creando una experiencia de sabores y aromas difícil de olvidar”, dice la página web de Villa Baviera.
Lomo a la piedra, asado de tira con pastelera de choclo, pernil con chucrut y chuleta ahumada son algunos de los platos que se pueden encontrar aquí.
“Después de la era Schäfer, el sitio fue transformado en un restaurant estilo bávaro (…) Decoran el lugar abundantes objetos y fotografías de las actividades artísticas y de las distintas áreas de trabajo de la Colonia”, dice el informe de la comisión mixta.
Luego del anuncio de expropiación hecho por Gabriel Boric, algunos colonos han manifestado su preocupación sobre cómo impactará económicamente esta decisión a quienes aún viven ahí y están detrás de actividades como el restaurante.
6. Hotel
El hotel que actualmente opera en Villa Baviera es otro de los sitios que Gabriel Boric quiere expropiar.
De acuerdo con el informe de la comisión mixta, en este lugar tenían su oficina algunos importantes jerarcas, como Gerd Seewald.
Seewald era un hombre de confianza de Schäfer, a quien se le atribuyó haber colaborado de cerca con el régimen de Pinochet y haber sido cómplice de los abusos sexuales cometidos en contra de menores en la colonia. Murió en 2014, mientras cumplía condena en una cárcel en el sur de Chile.
El documento de los expertos chilenos y alemanes también dice que en este hotel se alojaban “visitas importantes para Schäfer y la jerarquía”.
“En el ático estaba la sala de seguridad de Schäfer, con una ventana que da una vista casi panorámica del lugar y un tubo de escape escondido en la pared; en el pasillo antes de ingresar a esta sala estaban las camas de aquellos jóvenes colonos que estuvieron a cargo de la seguridad”, precisa el reporte de la comisión.
Hoy, el edificio está convertido en un hotel donde se reciben turistas.
Según señala Villa Baviera en su página web, se inauguró “el 12 de Mayo del 2012, gracias a un subsidio ganado de una postulación a un proyecto Corfo”. Corfo es una agencia del gobierno de Chile. Su nombre completo es Corporación de Fomento de la Producción.
El hotel cuenta hoy con 22 habitaciones con baño privado, repartidas en tres pisos. Aquí también se encuentra la administración del complejo turístico.
Dudas sobre el proceso de expropiación
Diversas asociaciones de víctimas han valorado la decisión del gobierno de Gabriel Boric de expropiar parte de los terrenos de la ex Colonia Dignidad.
La Asociación por la Verdad, Justicia, Reparación y Dignidad de los ex Colonos (ADEC) señaló en junio que la decisión es la correcta con el fin de “lograr justicia, perdón y paz” y establecer “un memorial al ¡Nunca más!”.
Por su parte, Margarita Romero, de la Asociación por la Memoria y los Derechos Humanos Colonia Dignidad, le dice que la apertura de la excolonia “representa un avance significativo para la memoria histórica” y “rompe con el privilegio de privacidad y secretismo que el enclave ha mantenido hasta ahora”.
“Esperamos que facilite el camino hacia la verdad y la justicia”, señala.
Sin embargo, el proceso expropiatorio también ha levantado algunas dudas.
Una de ellas es la elección de los edificios que se quiere expropiar, que se encuentran al interior de un polígono de 182 hectáreas que fue protegido como monumento nacional en 2016.
Para Margarita Romero, “la expropiación de solo algunos lugares resulta inentendible e inaceptable, pues pone en riesgo la protección e integridad del resto de los recintos y espacios (…) Se trata de lugares donde se secuestró, torturó y asesinó a cientos de prisioneros políticos”.
“Estimamos necesario avanzar en la expropiación de la totalidad del polígono declarado Monumento Nacional en 2016”, agrega, y manifesta su preocupación por la “no consideración de los lugares conocidos de inhumación y quema de sus restos”.
Sobre este punto, el ministro Luis Cordero le comenta que “las fosas no están dentro de la expropiación porque en la actualidad son sitios de pericia forense en el contexto del Plan Nacional de Búsqueda”, una política pública impulsada por Boric para esclarecer las circunstancias de desaparición y/o muerte durante el régimen militar.
El ministro explica que se eligieron los seis edificios “más significativos” en el contexto de la historia de abusos y torturas en el interior de la excolonia.
Por otra parte, los colonos y personas que viven o trabajan en la actual Villa Baviera han manifestado su preocupación sobre cómo la iniciativa impactará en sus vidas.
"Es importante que los colonos podamos seguir viviendo y trabajando ahí, que no nos echen a la calle", le dijo a la agencia EFE Harald Lindemann, de 65 años, quien llegó a vivir al enclave cuando tenía 3 años.
En la misma línea, la ADEC indicó que la expropiación "no puede significar de modo alguno la expulsión de los colonos que viven hoy en Villa Baviera y que tratan de rehacer su dañada vida”.
Consultado al respecto, el ministro Cordero señala que “en los establecimientos donde recae la expropiación no viven personas”. Sobre la paralización de la actividad económica en el hotel y restaurante -también motivo de preocupación-, comenta que “eso forma parte de la valoración económica de la expropiación”.
Por su parte, Tomás Pascual, director de la división de Derechos Humanos del ministerio de Relaciones Exteriores de Chile, le señala que “puede generar ciertas complejidades el que sigan viviendo personas” al lado del sitio de memoria.
“Es algo que se tendrá que determinar en el proceso”, indica.
Finalmente, otra de las inquietudes tiene que ver con el destino del dinero que el Estado de Chile pagará por las expropiaciones.
La ADEC ha afirmado que esperan que cualquier indemnización "vaya en directo beneficio de las víctimas y no de la actual jerarquía de la ex Colonia Dignidad".
El ministro Cordero reconoció que esta es una “inquietud legítima” y que “según la legislación chilena, la indemnización se paga al dueño, sea persona natural o sociedad”.
“En este caso, entendemos que es un conjunto de sociedades. Quiero ser franco: en el contexto de la comisión mixta, el Estado de Chile y el Estado alemán han tenido interés en conocer la matriz societaria y ha sido relativamente difícil”.
Pero agregó que “a propósito de la indemnización, el Estado va a indagar sobre la estructura societaria”.
Para Tomás Pascual, en este punto puede ser importante la ayuda de Alemania que ha apoyado a Chile en la idea de levantar un sitio de memoria.
“El objetivo es que este dinero no vaya a los victimarios. Chile no tiene mucha competencia, entonces ahí Alemania puede jugar un rol para que ayude a las personas que viven ahí y que nunca han recibido nada”, indica.