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sábado, 20 de enero de 2024

56 años de “Between the Buttons”: la calma que antecedió el huracán Stone

El 11 de febrero de 1967, Los Rolling Stones editaban la versión norteamericana de su quinto disco de estudio, un trabajo experimental que sería el último bajo la impronta creativa de Brian Jones. Tras su publicación, comenzarían los problemas dentro y fuera de la banda.

Mil novecientos sesenta y siete iba a ser, como casi todos los años de aquellos años en la vida de Los Rolling Stones, un año difícil para la banda. Pero, como siempre sucedió con ellos: mientras peor, mejor.

El 11 de febrero se editó la versión estadounidense de “Between the Buttons”, su quinto disco de estudio que ya había visto la luz, con un par de modificaciones, el 20 de enero de ese año en su versión británica.
Sucesor del exitoso “Aftermath” (1966), se trató de un disco experimental no del todo apreciado en su momento acaso porque no contenga ningún hit (sí los tuvo la versión norteamericana) y porque se haya tratado quizás del más experimental de los trabajos de la banda, a tono con un año en que Los Beatles trabajaban en su Sargent Pepper.

Buena parte, por no decir toda, de su carácter experimental tuvo que ver con Brian Jones, un guitarrista que fue mucho más que eso: un verdadero multiinstrumentista, un genio creativo que le dio a Los Rolling Stones su lado más original a partir de la incorporación de instrumentos extraños al rock and roll como el acordeón, el vibráfono, el kazoo, la flauta dulce y el sitar, solo por nombrar algunos. Y “Between the Buttons está impregnado del genio creativo de Jones, el tipo que hizo a los Stones.

El disco en cuestión será el último en el que Jones tenga participación creativa, ya que se iría alejando de la banda a partir de que la banda se fue alejando de él. Quizás porque sus intereses musicales no eran los que Jagger & Richards querían para los Stones. Quizás por la influencia del mánager Andrew Loog Oldham -curiosamente también sería este su último trabajo con la banda que formateó a su imagen y semejanza- a deshacerse de Jones en favor de Jagger & Richards. Quizás por el excesivo y creciente consumo de drogas de Jones. Quizás por todo esto fue que Jones decidió irse del grupo dos años después, en 1969. El mismo año en que se encontraría con su muerte. O su muerte se encontraría con él. O ambas situaciones a la vez.

Pero volvamos a comienzos de 1967. O más atrás: a 1966. “Between de Buttons” fue grabado durante la segunda mitad de ese año mientras la banda llevaba adelante su gira de shows por Estados Unidos y Gran Bretaña.
Las sesiones comenzaron durante la gira americana en los RCA Studios de Los Ángeles el 3 de agosto de 1966 y duraron hasta el día 11. La banda regresó a Londres, donde continuaron las sesiones en los estudios IBC, el 31 de agosto y duró hasta el 3 de septiembre.


El segundo bloque de sesiones de grabación comenzó el 8 de noviembre en el recién inaugurado Olympic Studios en Barnes, Londres y alternaba entre allí y Pye Studios hasta el 26 de noviembre. Durante este tiempo la mayor parte del álbum fue completado, incluyendo doblajes vocales de las pistas de acompañamiento grabadas previamente, mezcla y arreglos.
En diciembre, una última sesión de Between the Buttons se llevó a cabo en los Olympic Studios el 13 de diciembre de 1966, antes de que Oldham llevara las cintas nuevamente a los estudios RCA en Hollywood para la mezcla y edición final.

Si bien la influencia de Jones fue decisiva, el guitarrista fue quedando paulatinamente al margen del proceso compositivo que iba a recaer en Jagger y Richards, a instancias de Oldham, por supuesto.

“Let’s Spend the Night Together” y “Ruby Tuesday” fueron las dos caras del single que abrió el camino al disco, editado un par de semanas más tarde. Sin embargo, ambos hits que aún hoy son parte de cualquier setlist, solo aparecerían en la edición norteamericana de la que hace dos días se cumplieron 56 años.

Hitazo por donde se lo mire (y escuche), la libidinosa “Let’s Spend the Night Togheter” La canción alcanzó un decepcionante número 55 en las listas de Estados Unido, probablemente debido a que los DJs estadounidenses boicotearon su lasciva letra) y pronto fue eclipsada por su cara B, “Ruby Tuesday”.

La lírica de “Between the Buttons” está habitada por las mujeres imaginaras de Jagger. Sabias y poderosas algunas (“She Smiled Sweetly” y “Cool Calm Collected”), desechables y ridiculizadas otras, como la protagonista de Yesterday’s Paper”, donde Jagger pregunta “¿Quién quiere a la chica de ayer?” y él mismo responde “¡Nadie en el mundo!”.

En “Who’s Been Sleeping Here?”, en cambio, Jagger avergüenza a su novia atribuyéndole infidelidades desde “el soldado, el marinero (hasta) los tres mosqueteros”. Una moza “vulgar y corriente” habita “Back Street Girl” y la “deliciosamente drogada” y “favorita de la gente de la discoteca” protagoniza “Miss Amanda Jones”.

Aunque “My Obsession” parece ser otra historia sobre mujeres, más precisamente sobre la compleja relación de Anita Pallenberg con Brian Jones, a quien pronto dejó por Keith (otro motivo más para el alejamiento paulatino de Jones de la banda) el giro lírico de la última estrofa (“Casi podría ser tu hijo”) lleva las cosas a otro terreno.
Como casi todo el rock editado a mediados de los 60, “Between the Buttons” también fue influido por Bob Dylan, como sucede con canciones como “Backstreet Girl” , el valcesito “She Smiled Sweetly” y el vodevilesco “Something Happened to Me Yesterday”, que cierra el disco.


La icónica a gráfica del disco surgió de una sesión de fotos realizada por el fotógrafo Gered Mankowicz, por entonces de 20 años y que desde 1966 venía retratando a la banda.
Las fotos que ilustraron “Between the Buttons” fueron tomadas al amanecer de un frío y húemdo día de noviembre de 1966 en Primrose Hill, un parque boscoso en el norte de Londres, tras una larga noche de grabación e los Olympics Studios.
Las imágenes muestran a la banda trasnochada y a un Brian Jones particularmente desmejorado. Mankowicz usó un filtro de cámara casera construido con una tarjeta negra, cristal y vaselina, con el que logró un efecto difuminado en los contornos de las fotos, como si los Stones se disolvieran en sus alrededores. El objetivo de la sesión era, según las palabras de Mankowitz, “captar la sensación etérea y burlona de la época, ese sentimiento al final de la noche cuando estaba amaneciendo y ellos habían estado levantados toda la noche haciendo música, drogados”.

El título del disco fue producto de un malentendido entre Andrew Loog-Oldham y Charlie Watts. El baterista, que trabajaba en unos dibujos para el arte de tapa le preguntó al manager si ya tenía el nombre para el disco. Y la respuesta fue que aún estaba entre botones (“between de buttons”), que es como coloquialmente se dice cuando algo sigue ahí, en duda. Pero Charlie lo tomó literal y la foto de la portada muestra, destellantes, dos botones de su elegante abrigo.

Los Stones comenzaron aquel año editando su disco más original y creativamente más arriesgado hasta entonces. Pero mil novecientos sesenta y siete iba a ser, como casi todos los años de aquellos años en la vida de Los Rolling Stones, un año difícil para la banda: la tristemente célebre redada de drogas de Mick y Keith en Redlands y los consiguientes dramas judiciales, los disturbios que acompañaron a los primeros conciertos de la banda en Polonia, el deterioro acelerado de Brian Jones y la salida del mánager y productor Andrew Loog Oldham, sumado a la recepción casi unánimemente negativa de su último álbum, “Their Satanic Majesties Request” de diciembre de ese año puso seriamente en peligro la continuidad de la banda. Pero, se sabe, tratándose de los Stones, mientras peor, mejor. Mil novecientos sesenta y ocho iba a ser el comienzo de su mejor época, que comenzaría con la publicación de “Beggars Banquet”.