Un 29 de agosto como hoy, pero de 1958, nació Michael Jackson. A 64 años de aquella fecha y un legado cultural inabarcable, todavía persisten algunas teorías disparatadas sobre el cambio de aspecto que tuvo el rey del pop entre los años 80 y 90, justo en el pico de su éxito. Que se blanqueó, que tenía vergüenza de sus raíces, que se puso otra piel...
La verdad del asunto es más sencilla de lo que parece: el cantante y bailarín padecía vitíligo.
Se trata de una enfermedad de la piel en la cual hay una pérdida del color (pigmento) de zonas. El resultado es la aparición de “parches” blancos y desiguales que no tienen pigmento pero se sienten como piel normal.
Sucede cuando las células inmunitarias destruyen las células que producen el pigmento de color café (melanocitos). Se cree que esta destrucción se debe a un problema inmunitario, aunque no hay causas establecidas.
Cuando preparaba su comeback con una serie de recitales en Londres, murió a los 50 años. Se supo del abuso de los medicamentos prescriptos por un médico complaciente y muy por debajo de las posibilidades de su paciente, y del frágil estado físico y mental del cantante.