“Las fotos nos molestaron, claro que sí, pero en los barrios la gente dice que las fotos con un poco más de platita en el bolsillo serían otra cosa, no hubieran molestado tanto”. Daniel Gollan, ex ministro y actual candidato a diputado nacional por el Frente de Todos, atribuye sus opiniones a “la gente de los barrios”. Una forma elegante de no deslindar responsabilidades.
La frase, de todos modos, responde a un problema real. A pesar de haber negado durante meses el ajuste, ahora el oficialismo nacional tiene que dar cuenta de su existencia. Poco valen los malabarismos verbales del ministro de Economía o las justificaciones tardías de parte importante del kirchnerismo. El importante voto castigo del pasado 12 de septiembre confirma que el malestar del pueblo trabajador es extendido.
La frase de Gollan constituye, en los hechos, una justificación de los privilegios de la casta política. La foto de Olivos solo desnudó la distancia sideral entre sectores del poder político y la vida de las grandes mayorías. Considerar que ese malestar no tiene importancia si se tiene “un poco más de platita” en el bolsillo es un desprecio por el pensamiento de las mayorías humildes.
Sin embargo, vale la pregunta: ¿Qué es un “poco más de platita en el bolsillo? El ex funcionario no habla de trabajo genuino, en blanco y con derechos. Tampoco habla de un salario igual a la canasta familiar. Atado a la necesidad de acordar con el FMI, el Gobierno nacional y el Frente de Todos solo pueden plantear un programa más que mínimo, con medidas que no van a revertir la crisis social aguda que afecta a millones de familias en todo el país.