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miércoles, 21 de abril de 2021

Murió Mercedes Colás de Meroño, vicepresidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo

Falleció en su casa de Villa Devoto a los 95 años. Buscó incansablemente a su hija Alicia desaparecida el 5 de enero de 1978.
La vicepresidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, Mercedes Colás de Meroño, conocida entre sus compañeras como “Porota”, murió este miércoles en su casa del barrio porteño de Villa Devoto. Tenía 95 años y su única hija, Alicia Meroño, había sido secuestrada y desaparecida por la dictadura el 5 de enero de 1978 en una vivienda de la calle Benito Juárez, también de Devoto, cuando tenía 31 años.

“Hacía ya varios meses que estaba muy enferma. Después de la fractura de su cadera no se recompuso más. Se fue despacito. Todos los días se moría un poco”, informó a través de un comunicado la presidenta de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini.

“Ella era una de las Madres que había pasado dos veces por la tortura y el horror. Porque ella estuvo en la Guerra Civil española, donde fue fusilado su padre por ser antifranquista y revolucionario. Allí, además, a ella le cortaron el pelo al cero, la pelaron, para que todo el pueblo sepa que su padre había sido fusilado. Siempre contaba eso Porota. Y siempre hablaba de su Lodosa, en España”, agregó en el escrito.

La vicepresidenta de Asociación Madres de Plaza de Mayo había nacido en Argentina en 1925 pero emigró a España en 1931, con su padre, su madre y su hermano: su padre, José María Colás, era albañil y anarquista. Durante la Guerra Civil española, José fue fusilado por grupos fascistas en el pueblo de Tudela, Navarra.

Tras el asesinato de su padre, Mercedes regresó a la Argentina junto a su madre y su hermano, y años después, a sus 14, se puso de novia con Francisco Meroño, trabajador textil en la empresa Grafa, con quien luego se casaría y tendría una hija: Alicia.

Así lo repasó Bonafini en su despedida: “Viene acá y cuando estaba bien, feliz, casada con su hija y sus nietos, le secuestran a su hija: y entonces España se le vino de vuelta a la cabeza”.

Cuando hablaba de su hija, Mercedes solía decir que la había llamado Alicia porque ese nombre, al pronunciarlo, obligaba a sonreír: “Mirá, probá, A-li-cia”, contó más de una vez en un reportaje.

Una vez contó que la primera vez que fue a la Plaza de Mayo, para sumarse a las protestas de las mujeres que reclamaban por la aparición de sus hijos, compró “un pañuelo de los que se usan para bailar”, se lo puso en la cabeza y se sentó en un banco. Entonces, relató, se acercó una mujer que participaba de la manifestación y le preguntó: “¿A vos quién te falta?”. “Yo lloraba y le contesté ‘mi hija’ y ella me dijo ‘acá no se viene a llorar, se viene a luchar, así que levántate y vamos’, recordó sobre esa mujer a la que no volvió a ver.

“Así somos las Madres, estamos lo más enteras que podemos, cada vez que se va alguna se nos va un pedazo de nosotras mismas: pero sabemos el compromiso que tenemos con nuestros hijos y debemos seguir”, continuó Bonafini.

Como vicepresidenta de Madres de Plaza de Mayo, Mercedes mantuvo reuniones, junto a sus compañeras, con líderes mundiales como Fidel Castro, Yaser Arafat, el subcomandante Marcos en plena selva de Chiapas, Luiz Inácio Lula Da Silva, Evo Morales, Rafael Correa y Hugo Chávez, entre muchos otros.