Fue un final polémico para una banda que había roto con todos los estereotipos de la época y batido récords en la industria de la música. Los Beatles quería retirarse de una manera original, que hiciera honor a sus éxitos inmortales y que quedara grabada en la memoria de la gente. La realidad es que, para 1969, los ánimos entre ellos ya no eran los mismos. Cada uno de los Fab Four de Liverpool tenía sus razones para no continuar con la legendaria banda.
Paul McCartney parecía ser el único de los cuatro músicos focalizado e interesado en seguir trabajando en equipo, mientras que John Lennon ya había perdido el interés por el grupo y -influenciado por su mujer Yoko Ono-, ya planeaba una carrera solista. Por su parte, George Harrison se sentía desplazado en esta lucha de egos e intereses individuales entre los dos grandes referentes de la banda. Su talento era cada vez menos apreciado por la banda y para entonces, había dejado de tener voz y voto en las decisiones más importantes.
Fue en medio de ese clima de tensión, que Lennon decidió darle un cierre definitivo a una etapa colmada de éxitos. Quería un cambio y se lo hacía notar a todos, pese a las discrepancias del resto. Como es sabido, su relación con Yoko había pasado a ser prioridad y su libido ya no estaba en hacer bailar a la gente, sino más bien en componer canciones con alto compromiso social y de protesta. Fue así que decidió ponerle un punto final a esta historia.
El 30 de enero de 1969, los Beatles dieron su último concierto en vivo en la terraza de los estudios de Apple en Londres. La gente que circulaba por la zona no podía creer lo que estaba viendo. Lennon, McCartney, Harrison y Ringo Starr empezaron a tocar gratis desde la azotea de su discográfica, en un día de intenso frío en la ciudad inglesa. Nadie imaginaba entonces que esa sería su última aparición pública hasta la disolución de la banda. El concierto duró apenas 43 minutos e incluyó cinco temas como “Get Back” (la interpretaron tres veces), “Don’t Let Me Down”, “I’ve Got a Feeling”, “One After 909” y “Dig a Pony”.
Debido al volumen de la música, los vecinos los denunciaron ante la policía y, lo que se suponía debía ser un espectáculo memorable a cielo abierto, terminó abruptamente con la llegada de la policía. El show fue cancelado y eso enojó mucho a Lennon, quien llegó a decir irónicamente: “Me gustaría dar las gracias en nombre del grupo y de mí mismo. Deseo que hayamos pasado la audición”.
Sobre aquella experiencia, Harrison confesó: “Fuimos a la azotea con el fin de resolver la idea de un concierto en vivo porque era mucho más sencillo que ir a otro lugar. Nadie lo había hecho y era interesante ver lo que pasaría cuando tocáramos allí. Instalamos una cámara en la zona de recepción de Apple, detrás de una ventana para que nadie pudiera verla, y filmamos a la gente que venía a vernos. La policía y todo el mundo entraba diciendo: No pueden hacer eso. Ustedes tienen que parar”.
El último show de la banda inglesa antes de la presentación en la terraza había tenido lugar el 29 de agosto de 1966 en el Candlestick Park de San Francisco, con una capacidad para 42.300 personas. No obstante, la concurrencia fue escasa: sólo asistieron 25 mil debido a fallas en la organización del evento.